Doble o nada.
José Luis Ramírez
Estamos fritos, es una expresión muy común, que, desde luego, usted ya conoce. La empresa RUBRUM, en su encuesta de este mes de julio, confirma lo que a diario comentamos, en nuestra cotidianidad. El ciudadano Mendoza Márquez, sigue de mal en peor, y lo interesante de estos datos es que podemos correlacionar asuntos que han sido notorios en la gestión administrativa del municipio.
El trabajo que presenta Rubrom es una evaluación ciudadana sobre servicios públicos, percepción de seguridad, trabajo y cercanía, de alcaldes en 101 municipios de México, realizada durante el mes de julio de este año. La calificación más baja es 1, y la más alta es 9, y claro, el ciudadano Mendoza, no pasa ni por equivocación. Veamos:
En servicios públicos, me llama la atención dos temas que han encendido los ánimos en las últimas semanas, uno, el intento por sembrar la idea de concesionar el servicio de recolección de basura porque desde la perspectiva del ciudadano presidente municipal, es mejor pagar a una empresa para que lo haga.
La bomba explotó, y puso de manifiesto que la recolección de basura es un negocio millonario, por el aprovechamiento de materiales reciclables que son propiedad del municipio, pero que, prácticamente su importe no llega a la Tesorería. Además, esa idea pone en riesgo el magro ingreso de 215 familias que viven de la pepena de basura, por otro lado, beneficia a un particular con la concesión de maquinaria separadora de basura de propiedad municipal, con la recolección y fletado gratuito al punto de reciclado, todo a cambio de 30 centavos por kilo de material aprovechable que concentren.
El otro asunto, es el servicio municipal de transporte, debe quedar claro, que es el motor de la ciudad, pero los esquemas de relación entre el municipio y los transportistas están basados en viejos tiempos, e intercambios de favores. Durante los últimos 20 años, la ciudad creció y desde luego, las rutas de transporte se ampliaron, parecía que eso era normal, pero lo cierto, es que la planeación corrupta de la ciudad trajo consigo rutas más largas, y no por ello, provechosas, y mucho menos que armonizaran con las necesidades de traslado de los ciudadanos.
De 5 empresas registradas en el 2002, hoy se tienen 13 empresas prestando el servicio de transporte. El precio del pasaje ha sido un conflicto insatisfactorio para el usuario y el transportista; y para el gobierno municipal, el filo de la navaja. Por un lado, al costo del pasaje le atribuyen un factor negativo, de impacto electoral, y por el otro lado, una exigencia del transportista que debe compensarse con tolerancia, omisión, complicidad en el manejo de las rutas, la caducidad del parque vehicular, la frecuencia de los servicios, el estado mecánico de las unidades, el perfil de los choferes, y además con apoyo económico de la hacienda pública, para que aprovechen al máximo su negocio.
En el lenguaje culto de las antiguas familias celayenses, se decía, hay que “marear la gallina antes de torcerle el pescuezo”, y esa sabia doctrina, ha sido una regla en la gestión de la movilidad de la ciudad. Pero tenemos 20 años mareando la gallina y no hay caldo. Debo decirle que desde el 2002, ya se tenía contemplada la “Modernización del Transporte Urbano de Celaya”, en principio se partía del “estudio de la Reestructuración del Transporte Urbano y Suburbano de Celaya… para generar una base de datos única, y a partir de ella elaborar un diagnóstico operativo y de rentabilidad a nivel ruta, empresa y sistema”.
En el 2015 el gobierno del estado aportó 12 millones de pesos, para “la modernización del transporte” que se utilizó para “la tecnificación”, es decir para el equipamiento de los autobuses con el famoso sistema SIBE, que les permitió simplificar sus procesos administrativos en el área económica, en el diseño de la operación del servicio, en el control de las unidades, y en el aprovechamiento de los tiempos y frecuencias de los servicios.
En ese mismo año con el entonces expresidente Ismael Pérez Ordaz, firmaron el Convenio de mejoras de servicio para la modernización del transporte, las empresas: Urbanos y suburbanos del bajío, representada por Jorge Aboytes Monrroy; Verdes de Guanajuato, representada por Jorge Aboytes; Auto transportes urbanos de Celaya, representada por Filemón Herrera Arreguin; Saetas de Guanajuato, representada por José Antonio Acosta Santarrosa; Servicios de transporte Durán Aguacaliente, representada por José Luis Durán Aguacaliente; y Sociedad cooperativa de autotransportes colectivos especiales Enrique Velasco Ibarra, representada por Jorge Alberto Campos Castorena.
En agosto del 2018, con el expresidente Ramon Lemus, firmaron otro convenio para que destinaran cinco millones de pesos a la conclusión del programa de modernización y tecnificación de transporte público; el recurso lo aportaría el Gobierno del Estado para 130 autobuses de otras cinco empresas que se sumarian a este programa: Tamayo, Autodiamante, Puertas de Oro, Urpago y Evi.
Otros 5 millones de pesos, ahora del presupuesto municipal -de sus impuestos- se aprobaron el pasado diciembre, para la elaboración de un estudio para la reconfiguración de rutas y paraderos para el transbordo. “El costo del estudio del trazo de las 63 rutas será más económico en solo 400 mil pesos, dado que con el Sistema de Boletaje Electrónico (SiBE) y GPS de las unidades, ya se cuenta con información en la base de datos para determinar, tiempos, trayectos y número de pasajeros”.
Tenemos 20 años con la misma cantaleta, y una promesa que no llega a los usuarios del transporte. En este tiempo la chatarrización ha sido un resultado normal, igual que la ampliación de rutas, nuevos autobuses, pero predomina el deterioro del servicio de pasajeros. El apoyo económico para La tecnificación y modernización con dinero público ha sido aprovechado solo por un par de empresas, el resto ha generado un enorme malestar en los usuarios. Tenemos 63 rutas, de las cuales, 10 las consideran los usuarios como las peores, y 120 mil ciudadanos están atentos al desenlace de este desbielado asunto.
En un sondeo aplicado por Alianza Ciudadana, a 246 usuarios, que por cierto fue una de las evidencias del deterioro del servicio, entregadas al Ayuntamiento y a los transportistas, se destaca lo siguiente: Ruta 43 Romera- Industrial, los usuarios solicitan mayor frecuencia de servicios, trato respetuoso de los choferes, autobuses en excelente estado mecánico, y limpieza, esta ruta tuvo 66 de 246 menciones. La ruta Pinos tuvo 27 menciones, los usuarios exigen mayor frecuencia de servicios, autobuses en excelente estado mecánico, y limpieza. Ruta 42, Campus UG, hospital Central, tuvo 21 menciones exigen mayor frecuencia de servicios. Ruta 44, Latino 1, tuvo 17 menciones, solicitan mayor frecuencia de servicios, trato respetuoso de los choferes, transporte en excelente estado mecánico, y limpieza. Ruta 49, tuvo 12 menciones, y el sentido fue: trato respetuoso de los choferes, y paradas obligatorias. Le siguen otras cinco: Monteblanco, Gobernadores, Jacarandas (41), Plancarte, y Delicias (ruta 16), que no frenan mal las llantas. Otros mil comentarios, lo confirman.
Cada uno de los dos temas referidos, está en el ojo del huracán, y desde luego, abunda información sobre sus causas y efectos en la percepción ciudadana, y el impacto que tiene en el desempeño del gobierno municipal. Estos dos esbozos nos sirven de referencia para entender la calificación de la encuestadora RUBROM.
En ese sentido, Javier Mendoza Márquez ocupa en el tema de TRABAJO-DESEMPEÑO, el lugar 91 de 101, con una puntuación de 3.89, de una máxima de 9; en SERVICIOS PUBLICOS, ocupa el lugar 69, de 101, y tiene una calificación de 4.36; en CERCANIA con la gente, ocupa el lugar 78 de 101, con una calificación de 3.86, en general no es aprobado, ni enjabonado pasa. Si a lo anterior le aunamos la SEGURIDAD, tenemos el desastre anunciado, tiene una calificación de 2.19, de un máximo de 9, y ocupa el lugar 100 de 101 de los municipios mas importantes de México.
Si hay una lección ahora, es que el gobierno y la administración pública, no puede, ni debe mezclar negocios propios e impropios. Celaya tiene una extensión o continuidad en las formas y en los hechos de gobernar, que datan de hace 20 años, y desde luego no son las mejores. Lo diferente, y eso aun no lo entienden, es que los ciudadanos sí cambiaron, por eso votaron en el 2018 por una opción independiente, en el 2021 por un hibrido que prometió rescatar Celaya del mismo partido que lo postuló. La promesa se acabó, y ahora hay que entregar cuentas; la ciudad se está derrumbando, y hay que evitarlo.
Revolcadero.
La pandemia bajó de 210 mil, a 140 mil usuarios de transporte por día; la ciudad está despertando y se requiere un servicio eficaz y eficiente, pero de las 13 empresas de transporte, algunas tienen parte de su parque vehicular fuera de servicio, y otras migraron al transporte de personal de empresas. Pero no por ello, los usuarios, o los ciudadanos, deben pagar con sus impuestos el rescate de una mala gestión de empresas, o subsidiar negocios que crecen en la opacidad, y en el incumplimiento de los convenios. Ya veremos.
Celaya, sin rescate y sin futuro
