Palabras Libres
Por Ara Morales
En días pasados, visité la colonia Los Arenales de San Miguel Octopan, al saludar a nuestros anfitriones, me presentaron a Lupita, me llamó la atención su sonrisa, sus dientes están manchados, son unas manchas marrones, ello lo nota y se tapa la boca con su mano, sabemos que significa: flúor en el agua que ha consumido desde su infancia.
Me acerco y le pregunto que sí puedo ayudarle en la preparación de los productos del negocio, me dice que sí, me enseña cómo elaborarlos, es joven, tiene solo 15 años, pero demuestra una responsabilidad por su trabajo que da gusto platicar con ella.
Me dice que toda su familia tiene los dientes manchados, pero no saben por qué, a algunos de ellos las encías les duelen y sangran, le pregunto que, si sabe que el agua que consumen tiene flúor, me contesta que no lo sabía, y dice, ¿cómo me puedo curar? No quiere sentir vergüenza de su sonrisa, quiere sentirse bella.
Desde hace más de veinte años, el agua que consumen los celayenses en la zona nororiente contiene flúor y arsénico, debido a que Celaya se encuentra asentada en ejes geovolcánicos, y porque los pozos se perforan a mayor profundidad cada día. Los habitantes de San Miguel Octopan, comenzaron a escuchar por parte de los delegados que el agua está contaminada, y les recomendaron comprar garrafones de agua para preparar sus alimentos o para beber.
Desde el 2018 Alianza Ciudadana, en la que participo, retomó la denuncia y gestión en busca de soluciones para evitar el daño en la salud por el consumo de agua contaminada. Para que usted tenga una idea del problema, le comento: en el 2002 se realizó un análisis fisicoquímico de todos los pozos administrados por la JUMAPA, detectándose que las mayores concentraciones de arsénico se encontraban en la zona noreste de la ciudad. Posteriormente en el año 2004 la Secretaría de Salud reportó que la concentración de arsénico en dos de los pozos ubicados en esta zona, estaban fuera de norma.
Con el apoyo económico de la Comisión Estatal del Agua, en marzo de 2008 se licitó la “Construcción de la Planta Potabilizadora para la REMOCION de Arsénico en la Colonia La Herradura”, y en mayo del mismo año se inició su construcción. Su alcance “beneficiaba” a cerca de 7 mil personas.
En un Acuerdo tomado el mes de agosto del 2010, el Ayuntamiento de Celaya, realizó una donación de terreno a Jumapa, para la construcción de otra “Planta Potabilizadora”, que “beneficiaria” al Fraccionamiento Santos, Zona Industrial, Colonia Guanajuato, Fracc. Industriales. E indirectamente: Misión Santa Fe, Misión de los Santos, Rinconada San Miguel, Parte norte de la Colonia Emiliano Zapata.
El proyecto ejecutivo, era muy claro, señalaba: “Construcción de la Planta Potabilizadora para la REMOCION DE ARSENICO en la Colonia Santa Rita”, por Coagulación-Microfiltración, y en el 2015 fue puesta en marcha. Su Costo fue 14 millones y su tecnología está basado en sistemas de ultrafiltración. Se repitió el mismo esquema de construcción.
Ambas plantas fueron DISEÑADAS PARA LA REMOCION DE ARSENICO… pero el arsénico no es el único problema. El Instituto de Geofísica de la UNAM señala que la presencia de arsénico va asociada al Flúor, y se concentran en lugares con aguas termales y a gran profundidad. Es decir, las plantas potabilizadoras tecnológicamente estaban “mochas”, les faltaba la mitad del proceso, la remoción del flúor.
En octubre del 2018, personas de la sociedad civil tomaron 10 muestras de agua, en 10 lugares distintos, y las llevaron al Laboratorio de Ingeniería Química Ambiental de la Facultad de Ciencias Químicas de la UASLP, los resultados fueron alarmantes, el flúor y arsénico estaban por encima de la norma en la potabilizadora de Agua de La Herradura; en la planta potabilizadora de Santa Rita se encontraban con niveles de arsénico por encima de la norma. Decenas de millones de pesos no habían servido para nada.
Debido a lo anterior, el 15 de octubre del 2018, Alianza Ciudadana solicitó “que se realice una investigación compartida con los interesados y afectados, para determinar las causas de las fallas, omisiones o cualquier otra que haya ocasionado que se entregue agua no potable por parte de Jumapa”.
Esa y otras peticiones, relacionadas con el agua, se hicieron a la Presidencia Municipal, y a las Comisiones del Ayuntamiento: Salud, Derechos Humanos, Contraloría, Agua potable, y extensiva a la Contraloría Municipal, y Jumapa. De lo anterior solo se consideró la realización de exámenes del agua por un laboratorio externo. Este se llevó a cabo, y se tomaron 3 muestras que fueron llevados a tres laboratorios distintos y los resultados fueron contradictorios: el laboratorio pagado por Jumapa NO ENCONTRÓ que el Flúor y arsénico, estuvieran por encima de la norma.
En cambio en los análisis realizados por los colonos de La Herradura, el flúor estuvo por encima de la norma; y los resultados del análisis realizado por Laboratorio de Ingeniería Química Ambiental de la Facultad de Ciencias Químicas de la UASLP, encontró también que la potabilizadora La Herradura, pasaba el límite permisible de flúor.
Entre otras pruebas, la propia JUMAPA, entregó un INFORME DE ENSAYOS, que contrastan en sus resultados, mientras que el 21 de marzo del 2018, los fluoruros se encontraban en 1.110 7; en junio 15 del mismo año, los fluoruros están por encima de la Norma Oficial, con 1.76, frente a los limites permisibles de 1.50. Las fallas eran de origen, las plantas potabilizadoras NO fueron construidas para la REMOCION DE ARSENICO.
A pesar de esas contradicciones, Jumapa se CERRÓ a seguir con el proceso, por varias razones, una, la jefe de Calidad de Agua era Patricia Estrada, la misma que estuvo a cargo del proyecto de construcción de las dos plantas potabilizadoras; dos, era evidente que ambos proyectos ejecutivos solo fueron diseñados para la REMOCION DE ARSENICO, y no para la remoción de FLUOR, lo cual significaba un grave daño al patrimonio municipal y estatal; tres, al ser juez y parte en la supervisión del agua municipal, pues JUMAPA analiza en su propio laboratorio, encubre la responsabilidad de los daños a la salud, que es una causa que hay que denunciar y reparar. Por cierto, ya reconocido institucionalmente.
Ese mismo año 2018, se presentó una queja a Contraloría Municipal, que documenta todo lo antes mencionado, pero cerró el caso, suspendiendo por algunos días a un empleado de segundo nivel de Jumapa, y nunca llegó a fondo en las causas que originan hasta la fecha el suministro de agua envenenada.
Esta lucha por obligar a la Presidencia Municipal y la JUMAPA para que eviten los daños a la salud continua. No hay respuestas objetivas, a pesar de la gran difusión que han tenido las denuncias públicas.
El día de hoy, viernes 27 de mayo, como integrante de la Comisión de Salud de Copladem, tuve la oportunidad de presentar esta problemática del agua contaminada, y solicité otra participación en la siguiente sesión para presentar la problemática del agua en la zona rural.
Al final de la exposición, la retroalimentación de los otros consejeros fue muy reveladora: “estamos recibiendo demasiadas solicitudes de apoyo económico para personas que tienen insuficiencia renal que viven en la zona norte de la ciudad, ahora entiendo cuál es la causa”; “hace varios años, un médico expuso que los casos de insuficiencia renal se estaban incrementando en el municipio”; “muchas mujeres nos dicen que se avergüenzan y tienen baja autoestima, por tener los dientes manchados, que sus encías sangren o que se les caigan los dientes, ahora comprendo que uno de los factores es la contaminación del agua que beben”.
De las tres sesiones de la comisión de salud de Copladem, en la que se planean las acciones encaminadas a resolver problemáticas de ésta naturaleza, la exregidora independiente y actual síndica Salud García, no ha asistido, cuando fue regidora tampoco hizo alguna acción para evitar el veneno en el agua; tampoco se presentó la actual Directora de Salud, Dra. Cristina González; y la actual presidente de la comisión de Salud del Ayuntamiento, la regidora Rosalinda Díaz, no llegó, y hasta ahora guarda silencio a pesar de ser un asunto de salud pública. Hace unas semanas en el portal de Milenio Noticias, se publicó a nivel nacional un reportaje sobre el agua contaminada en las comunidades de la zona norte de Celaya, que mata tanto como las balas.
Es un compromiso moral, y una responsabilidad social, trabajar para que se termine la pesadilla que sufren las personas, que por su condición económica vulnerable, tienen la necesidad de beber agua contaminada. Es necesario castigar a los culpables que han sido omisos al permitir y simular que suministran agua potable. Hay una complicidad entre funcionarios que es necesario desmontar, y es un imperativo moral de los celayenses. Termino diciéndole que cientos de niños consumen agua con flúor, y que los daños a su cerebro, son irreversibles, me refiero a la capacidad de memoria, atención, y aprendizaje. Hay una complicidad infame, y un silencio asesino en la presidencia municipal.
AL FINAL
Se dice que la jefa de Calidad de Agua de Jumapa, Patricia Estrada, quien fue la responsable de los proyectos de construcción de las potabilizadoras “mochas”, tiene entre sus protectores, a su amigo, el actual Director de Jumapa, Carlos Castañeda, y al encargado del Despacho de la Dirección General de la Comisión Estatal del Agua, Abraham Soto quien es el facilitador de los nuevos proyectos de Jumapa. Pregunto, ¿seguirán entregando agua envenenada? Estos ejemplos de impunidad invitan a los grupos delincuenciales a actuar ojo por ojo y diente por diente, si la ilegalidad y la inmoralidad se da en los espacios del servicio público, preguntémonos ¿por qué no, afuera? Y puedo afirmar que nadie está ciego.